La orientadora laboral, Elena Sánchez de la Nieta; la educadora social, Dulce Serrano y el psicólogo, Toni Tarquini, aseguran haber disfrutado mucho con la iniciativa

Fundación Cadisla acaba de finalizar el programa Hábil-Vida, subvencionado por Fundación Once y el Fondo Social Europeo, que tiene como objetivo el empoderamiento y fomento de la autonomía de personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental. La educadora social, Dulce Serrano; el psicólogo Toni Tarquini y la orientadora laboral, Elena Sánchez de la Nieta, han hecho balance de una actuación que ha beneficiado a cinco usuarios, que ha incluido acciones formativas en educación emocional y  pautas para su integración en el mundo laboral.

Elena Sánchez explica que “durante seis meses hemos trabajado directamente con los usuarios y las propia familias, combinando la parte emocional, que ha llevado Dulce, y la parte de psicología que ha dirigido Toni. Ha sido un periodo de trabajo muy intenso y hemos ido descubriendo que, paso a paso, pueden aparecer muchas potencialidades en estas personas que aparentemente están como dormidas, pero nada más lejos de la realidad”.

Dulce Serrano califica como “maravilloso”, un programa “en el que nos encontramos cinco personas con discapacidad intelectual,  con un intervalo de edades de 21 a 29 años, y que empiezan a buscar esa autonomía, salidad y proyectos de vida. Pero nos encontramos con dificultades, sobre todo los miedos de las propias familias a darles esa autonomía que tan necesaria es para ellos. Algunos no sabían ni manejar el dinero y, precisamente, empezamos por ahí, consiguiendo que fueran al supermercado a por la compra y también que hicieran la comida después. También se ha trabajado a nivel sexual, que es un tema tabú para las familias y para ellos, insistiendo en que sepan ver cuando una relación puede ser tóxica a o se puede producir un abuso. Ha sido un trabajo muy bonito e intenso en el que hemos visto mucho avance”

Tarquini ha considerado esencial proporcionar herramientas a las familias para que sigan trabajando con los chicos. “Hemos incidido mucho en el tema de la autoestima y la autoconfianza para que se puedan sentir más seguros en el día a día. Hemos ido dando pequeños grandes pasos en aspectos como la inteligencia emocional, la gestión de conflictos y, sobre todo, en habilidades sociales, buscando que tengan herramientas para su incorporación al mundo laboral”. Tarquini asegura que “ha sido una experiencia profesional muy bonita, de mucho crecimiento. Más que enseñarles nosotros a ellos, han sido ellos los que nos han enseñado a nosotros muchas cosas”.

Los tres profesionales ensalzan la predisposición y la actitud que han mostrado los cinco usuarios con el programa. “Entre ellos se han creado unos vínculos muy importantes de cariño, de protección, de amor, de amistad…”, dicen y subrayan que el empeño de la directora del centro, Cristina Marín, ha desembocado en la puesta en marcha de este programa “que ha encajado muy bien dentro de los otros servicios que presta Cadisla como formación dual, certificados de profesionalidad y las propias salidas laborales. Este programa era el engranaje que faltaba”.

Realiza  una interesante reflexión. “Por lo general, los padres sobreprotegemos en exceso a nuestros hijos  y cuando hay una discapacidad todavía más. Pero muchas veces esa sobreprotección corta altas y no deja asomar todo el potencial que tienen estas personas. De ahí que hayamos trabajado mucho con las familias para atajar el miedo de las familias, pensando en el futuro de los hijos cuando no estén. Los padres han sido muy colaboradores, nos lo han puesto muy fácil. Dos de ellos están a punto de dar el salto al mundo laboral”.

Los profesionales concluyen que “el programa funciona mejor cuanto más jóvenes son los usuarios” y aseguran que este programa pionero tendrá  vocación de continuidad en Cadisla, entidad modélica que tanto hace por la sociedad de Tomelloso.

 

Texto y fotografía tomada de la noticia de La Voz de Tomelloso

 

Share This